CUANDO SANCIONAR NO ES SUFICIENTE
¿De qué sirve sancionar? ¿Es el castigo el único remedio para erradicar las conductas violentas en los terrenos de juego? El debate, lejos de ser novedoso, viene a colación de los últimos hechos que se han producido en los campos de fútbol, independientemente de la categoría o de la edad de los jugadores implicados. Siempre han existido este tipo de conductas, ya sean insultos, agresiones, vejaciones o actos racistas, pero ahora, a raíz sobre todo de las redes sociales y de nuevos blogs de árbitros que han decidido denunciar cada semana los incidentes, parece que estemos peor que hace unos años. No es así. El fútbol ha ido mejorando, cada vez se fomenta más la educación en las gradas y en el césped, y este deporte ha dejado de ser únicamente un espacio competitivo, en el que el fin justificaba los medios, para dar paso a un espacio de mayores valores y de entretenimiento.
Volviendo al primer punto, en ocasiones, desde este portal, nos hemos preguntado si la sanción es el único camino para cambiar la conducta. Nos viene a la cabeza aquellos experimentos conductistas en los que encerrabas un ratón en una jaula y mediante los refuerzos positivos o negativos el animal actuaba. No seremos nosotros quienes, obviamente, no estemos de acuerdo con estas afirmaciones, pero sí que creemos que habría que reforzarlas. Que a un aficionado se le prohíba entrar en los recintos deportivos es una derrota de todos, teniendo en cuenta la fuerza que tiene hoy en día el deporte, el principal cohesionador social junto a la escuela.Pero, ¿qué hace esa persona que ha sido expulsado del deporte durante ese periodo de inactividad?
Hay varios clubes que, por ejemplo, intentan que el castigo no sea la única medida. Un futbolista juvenil (por poner un caso real) insultó al árbitro en un partido. Al margen de estar cuatro partidos sin jugar, la coordinación del club decidió que estaría esas cuatro semanas arbitrando los partidos de la categoría Escuela (4 años) para que se metiera en la piel de un árbitro, entendiera que tomar decisiones no es tan fácil y viviera en sus carnes cómo se ve un partido con un silbato en la mano. A este tipo de medidas nos referimos. Lo mismo podría ocurrir con los aficionados que sean sancionados, ya sean padres o hinchas.
A día de hoy, ese tipo de medidas únicamente las adoptan algunos clubes y quedan sujetas a la voluntad de las personas que dirigen esas entidades. ¿Qué hace la Federación al respecto? ¿Qué hacen los organismos competentes? Hace más bien poco, más allá de castigar y cobrar. No se preocupan de reeducar. Y eso es un problema.
Joaquín
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